La plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife fue el punto de partida a la marcha de la igualdad. Miles de personas se congregaron en varios lugares de la Capital tinerfeña para gritar a favor de la paridad entre hombres y mujeres. Batucadas, pancartas y una marea morada recorrió las calles, demostrando la unión y la necesidad urgente de seguir luchando por una equidad. La plaza de España se convirtió en el final del itinerario con personas de todas las edades que no solo luchaban por la ecuanimidad, sino también por la inclusión de migrantes, transexuales, lesbianas o no binarias. Como decían: «Si las mujeres se paran, se para el mundo».