El Día Mundial de la Obesidad, establecido hoy viernes, 4 de marzo, es un recordatorio de que esta enfermedad afecta a la población, sobre todo, a una temprana edad. Así se refleja en los datos de un estudio elaborado por Eroski Consumer, donde Canarias destaca con un 35,5 % de sobrepeso infantil, siendo la segunda comunidad con mayor tasa, por debajo de Murcia, con un 40 %. Esto va ligado a la correcta educación alimentaria, que comienza desde casa, junto a los hábitos y costumbres de consumo. Por ello, es fundamental que toda la familia se involucre en el proceso, generando así un estilo de vida más saludable. «El porcentaje de éxito va a ser más alto cuando se involucra todo el núcleo familiar», apunta Camilo Álvarez, nutricionista.
El ámbito escolar juega también un papel muy importante. Existe un desconocimiento sobre el significado de «comer bien» y la gravedad que conlleva no seguir una correcta alimentación. Por ello, en los comedores se debe seguir un menú revisado y elaborado por un nutricionista, asegurando así una dieta equilibrada. De esta manera, cuando los dos núcleos fundamentales de la infancia están informados y concienciados, difícilmente se tendrá una mala educación alimentaria.
Gran parte de los casos de obesidad en Canarias derivan del consumo de procesados, como galletas o cereales industriales. La dieta mediterránea se está deteriorando, inclinándose hacia un consumo más americanizado, caracterizado por alimentos abundantes en azúcares. Todo ello ha provocado que adoptemos una serie de hábitos que se alejan por completo de un estilo de vida saludable. «Un ejemplo de desayuno que la gente piensa que es saludable sería la leche con cereales o el pan de molde integral con mermelada. Sin embargo, existen desayunos que se han demonizado y realmente serían más recomendables, como unos huevos revueltos con beicon», explica Camilo Álvarez.
Según la Revista Española de Salud Pública, las bebidas azucaradas son causantes de casi 184 000 muertes anuales en todo el mundo. Por ello, se han planteado distintas políticas alimentarias para agravar los impuestos de productos procesados y azucarados. Una que se llevó a cabo fue la subida del IVA del 10 % al 21 % en refrescos. Con este tipo de medidas se busca un cambio en los hábitos de consumo y prevenir así problemas alimenticios.