El balonmano es un deporte minoritario desde hace años tanto en el ámbito peninsular como en el insular. La poca repercusión en los medios de comunicación provoca que cada vez menos gente joven conozca esta disciplina. El club Tacoronte Lecomar 13 de Mayo es un equipo fundado en 2019 y que apuesta por la supervivencia de esta actividad. Para ello, sus fundadores José Correa, entrenador y técnico del club, y Leonardo Juri, presidente, optan por la enseñanza del balonmano en los colegios.
La idea de crear un equipo de balonmano en la zona de Tacoronte viene de la mano de Leonardo y José, dos exjugadores con más de 20 años de experiencia en este deporte. Aunque el club existió hace años en la zona, desapareció por la baja inscripción que tenía en la década de los 2000. Esto produjo que parte del área norte de la isla no contara con un equipo al que pertenecer, viéndose obligados a trasladarse hasta municipios como Tejina, La Orotava o Los Realejos para poder entrenar.
El 13 de mayo de 2019 se creó una respuesta a la escasa oferta existente en el norte de Tenerife. Con ganas y esfuerzo, los dos amigos formaron una asociación que solo dos años más tarde se convertiría en uno de los equipos base más importantes de la isla. José y Leonardo confiaron en su deseo de volver a establecer este deporte y crear así un referente para que niños y niñas de diferentes edades se inicien en el balonmano con una perspectiva de futuro.
«La mala situación del deporte tiene su origen en los medios, federaciones y clubes »
La situación del balonmano en Canarias es diversa. Mientras en Fuerteventura y Lanzarote hay cantera y equipos asentados, en Tenerife y El Hierro son inexistentes. Para Leonardo y José no hay una razón para que esto ocurra sino que, más bien, es el conjunto de varios problemas. La escasez de ayudas por parte de la Federación Insular sumado a la falta de patrocinadores o la exigencia de pagar grandes cantidades de dinero al equipo técnico produce que equipos modestos no se estabilicen económicamente.
«La mayoría de clubes que sustentan el balonmano canario son los equipos base. Pequeñas asociaciones con un presupuesto mínimo que ofrecen sus conocimientos de manera gratuita», explica Leonardo, presidente del club. La posibilidad de salir a jugar a otra isla, comprar material para entrenar o tener una equipación es algo vital, pero muy pocos equipos se lo pueden permitir.
Otro factor relevante es la poca repercusión que tiene este deporte en medios de comunicación. España es uno de los países del mundo con mayor nivel en este deporte: medallas olímpicas, mundiales y campeonatos europeos en categorías masculinas y femeninas. Aún así, no hay suficiente cobertura mediática sobre el tema. En este aspecto no hay muchas respuestas que dar, comenta José, porque para él, la culpa es tanto de los medios como de las federaciones y clubes.»Si no nos llaman para vernos, debemos llamar nosotros y dar la noticia», añade.
La falta de repercusión mediática deriva a una escasa motivación juvenil. Si los niños y las niñas no ven partidos en prime time , no se interesarán por el balonmano. Además, la escasez de equipos en categorías superiores en el territorio canario no ayuda a mejorar la situación. Tampoco no tener referentes deportivos, que es lo que anima muchas veces a comenzar en el deporte. En Tenerife, la existencia de equipos como el Club de Baloncesto Lenovo o el Club Deportivo Tenerife marcan una senda a seguir. En el balonmano, sin embargo, no hay.
«Apostamos por las categorías inferiores, el futuro está en ellas»
Para revertir la situación tan precaria del balonmano, Leonardo y José no solo fundaron un club sino que se han centrado desde su inauguración en la captación de niños. En los anteriores cursos escolares, el técnico junto al presidente asistieron a diferentes centros del norte de la isla para enseñar en qué consiste este deporte. Decantándose por edades tempranas de entre 8 a 12 años, los dos amigos han aproximado un deporte desconocido a niños y niñas de primaria. El primer contacto no fue fácil, afirman, la mayoría no sabían que hay un deporte con estos rasgos. «El primer día vino un niño y nos preguntó que cómo era posible coger un balón con la mano para luego tirarlo a portería», recuerda Leonardo.
Con el paso del tiempo, paciencia y una mente abierta, el club comenzó a recibir a niños y niñas de los colegios. Grupos de amigas así como pequeños que habían encontrado una salida deportiva diferente al fútbol y una respuesta a lo que estaban buscando. En la actualidad, el club tiene todas las categorías existentes, tanto en masculino como en femenino, desde alevín hasta senior.
«Apostamos por las categorías inferiores, el futuro está en ellas», comenta el técnico José Correa mientras dirige el entrenamiento del equipo infantil masculino. Tenerife tiene una necesidad: el balonmano tiene que resurgir porque es la única forma de que esta disciplina y sus valores no se pierdan con el paso de los años.
«Estar en categoría senior es un privilegio, no solo por jugar sino por poder ser un referente»
Yasmina Díaz Jiménez, Azahara Díaz Jiménez y Cristina Pérez Galván son jugadoras en el Balonmano Tacoronte Lecomar 13 de Mayo desde que se fundó el club. Las tres jugadoras pertenecen al equipo senior femenino del club, aportando no solo su experiencia deportiva de más de 20 años, sino también sus ganas de seguir jugando. En edades adultas, seguir compitiendo es complicado y no necesariamente por el desempeño que se pueda realizar o por el estado físico que se tenga, sino por la posibilidad de compaginar horarios. El Lecomar proporciona a sus jugadoras flexibilidad para poder entrenar, algo muy escaso en equipos de esa categoría. «Hablar de balonmano es hablar de mí, así que no concibo el no poder jugar o entrenar», recalca la lateral del equipo, Azahara Jiménez.
Según Cristina, en balonmano es complicado encontrar equipos de categorías superiores en el que no se exija un mínimo de asistencia, por lo que la conciencia que tiene el club con sus jugadoras es algo de admirar. La mayoría de componentes del senior femenino son estudiantes universitarias o trabajadoras, pero también hay madres. El factor humano que reside en el club y la confianza puesta en sus jugadoras es algo clave.
Aún así, Yasmina, capitana del equipo, revela que no solo está en el equipo por sus ganas de jugar o esa flexibilidad que les proporcionan: «pertenecer a una categoría senior es un privilegio, no solo por poder seguir jugando sino por poder ser un referente». La tinerfeña ha jugado en diferentes clubes de la isla y en diferentes categorías como en la División de Honor Plata, viviendo en diferentes ocasiones la desaparición de su club.
La existencia de un equipo que abarca entre los 18 a los 40 años es una mezcla de experiencias de vida y de diferentes motivaciones que las impulsan a permanecer en el deporte, aún así todas concluyen con que quieren seguir jugando para que el balonmano no se pierda y, si pueden, dejar un legado para que la juventud se anime a practicar este hermoso deporte.