Adriana Naranjo, presidenta de Fecapap y directora del Albergue Comarcal Valle Colino, asegura que, al principio de la crisis por la Covid-19, las adopciones de animales se habían paralizado por completo, aunque el Centro comenzó a recibir solicitudes para acoger a los perros, ya que, en ese momento se podía salir a la calle para pasearlos. Ante esas intenciones, el refugio fue firme: «No podemos entregarle un perro a alguien que quiere una excusa para salir a la calle».
Desde la Asociación quieren concienciar a la ciudadanía sobre las consecuencias del abandono animal, además de propiciar las adopciones. Naranjo confiesa que los refugios están saturados y que «las tiendas de animales tienen el ánimo de lucro y negocio». La presidenta afirma que traen de criaderos a animales en unas condiciones pésimas. Además, «no le podemos poner límites a las personas que tengan cierta predilección por un perro de raza», reitera.
En Valle Colino rescatan alrededor de 2500 animales al año en la isla de Tenerife. Antonio Pérez es uno de los encargados de recoger, adiestrar, refugiar y cuidar a perros a jornada completa, incluso durante la noche. «En la cuarentena, cuando llamaban al centro para solicitar la recogida de una mascota tenía que valorar su estado», explica. Por norma general, «el animal no presentaba signos de maltrato», afirma el trabajador. Una vez a salvo, en el refugio se encargaban de identificar si llevaba microchip para elaborarle una ficha técnica y médica.
Por otra parte, personas como Raquel Rodríguez han decidido adoptar en mitad de una crisis: «Tara ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida». Así es como definió esta voluntaria del refugio a su perra. Al principio su familia le insistía en que estaba cometiendo un grave error; ahora forma parte de su hogar «como si fuera una miembro más», asegura la adoptante.
La base del cuidado animal está en la educación
En lo que respecta al maltrato animal, Canarias, desde agosto del año pasado, está en el punto de mira a raíz del caso de Timple, el perro callejero que fue asesinado en la isla de Lanzarote. El animal fue amordazado por dos personas, hasta que finalmente murió asfixiado.
Ante esta polémica surgieron protestas a nivel nacional para que el Gobierno modificase el Código Penal. De esta forma, los maltratadores tendrían una pena de cárcel superior a los dos años y no saldrían exentos de este tipo de crímenes.
En el centro realizan talleres para concienciar a la población sobre el maltrato animal. A través de cursos y charlas, la sociedad puede conocer el verdadero significado de tener una mascota a su cargo. En el recinto disponen de un cercado para que la infancia tenga una primera toma de contacto con los perros. También utilizan este espacio para adiestrar e instruir al animal. Adriana Naranjo, sostiene que «si existen perros agresivos es porque no han sido educados o, de lo contrario, sus dueños les han maltratado».