Tras la gran aceptación obtenida el pasado mes de diciembre en Candelaria y un periodo de fuerte maduración escenográfica, tal y como explica su director Jonatan Txakartegi, Clarabett inició el pasado 11 de marzo la primera de sus tres actuaciones en el Círculo de Bellas Artes situado en el centro de Santa Cruz. El segundo pase de la adaptación de La visita de la vieja dama de Friedrich Dürrenmatt tuvo lugar este sábado 18 en lo que ellos mismos han denominado como «Hora golfa» (22.30 horas).
Gracias a la gran entrega de sus componentes, actores y pianista, en su mayoría con poca trayectoria, se ha sabido llevar a escena un gran cabaret a pesar de la escasez de ayudas concedidas y los inconvenientes surgidos. Durante estos meses de evolución teatral, equipo, texto y puesta en escena han ido realizando cambios hasta conseguir lo vivido este pasado fin de semana: levantar al público de su asiento y conseguir el tan merecido aplauso.
Se trata de una obra pícara y excitante en la que el espectador juega un papel importante y muy especial. A lo largo de las casi dos horas y media de espectáculo, la entrega de todos los componentes de la agrupación y la conexión que provocan entre la obra y los asistentes es muy notable. Utilizar alfileres hasta improvisar nuevos papeles con los presentes, cualquier aspecto de la trama es un pequeño cebo para que el auditorio no deje de reflexionar sobre las críticas y cuestiones que se resaltan.
“Clarabett es un trabajo, pero cuando tienes mucha confianza y conectas tan bien con tus compañeros, todo es mucho más ameno y tiene su repercusión en el escenario”. De esta forma, Cristina Hernández, actriz que interpreta el papel de Clara Aranguren, explica lo que es para ella trabajar junto con este grupo humano.
Este próximo sábado 25 de marzo Clarabett se despedirá, ahora sí, de las tablas en las que ha cosechado tantos reconocimientos para seguir madurando como proyecto, ya de por sí excelente.