Mantener un proyecto académico durante varios años no resulta del todo sencillo y Edith Padrón lo sabe de primera mano. Se ha convertido en una referente de la divulgación científica en la ULL y en Canarias. Es profesora de la sección de Matemáticas y la promotora de la iniciativa Un Fisquito de Matemáticas, charlas divulgativas de diez minutos con el fin de poner en valor esta ciencia. En el transcurso de estas ocho temporadas se han realizado 69 fisquitos en los que han participado 81 ponentes.
¿Cómo valora esta última temporada? «Pues muy bien, como todas, en esta ha habido más mujeres que hombres, con lo cual estoy contentísima porque esa ha sido mi lucha, buscar féminas que se conviertan en fisquiteras. Además, me ha gustado mucho la diversidad, en el sentido de que ya no son solo matemáticos los que cuentan fisquitos. Tuvimos a Ernesto (profesor de Literatura), a Silvia Granja (periodista de PERIODISMO ULL), es decir, una variedad de gente que se ha sumado al proyecto y que lo han hecho estupendamente. Uno que me encantó mucho fue el de Alicia Bruno, porque me costó que aceptara participar, pero expuso una charla de algo que quizá todos tenemos en la mente pero no verbalizamos: la equidad e igualdad educativa».
¿Cree que se apoya lo suficiente la divulgación científica en la ULL? «No me voy a quejar. Tenemos un grupo de divulgación, Matdivull, el cual ha hecho un trabajo sin grandes aportaciones económicas. Cuando habíamos elaborado ese trabajo lo presentamos a nuestra facultad y nos dijimos: ‘bueno, nosotros hemos planteado este conjunto de trabajo, pero de alguna manera hay que cubrir los gastos’, y ellos vieron el esfuerzo y apostaron por eso. Pero a veces es difícil conseguir que la gente se sume a divulgar. Siempre están las mismas personas, yo intento que eso sea lo más amplio posible e integrar a la gente, cada uno que busque su formato adecuado».
«Las mujeres tenemos cierto pudor a exponernos públicamente»
Ha manifestado en varias ocasiones que estas han participado poco en los fisquitos. ¿Por qué cree que hay pocas mujeres en el ámbito científico, falta de visibilización o de participación? «Hay dos cosas: uno es el ámbito científico. En la parte relacionada con la salud las mujeres sí que están integradas y muchas veces son mayoritarias. En ingeniería, física, matemática y en aspectos sobre el nivel de investigación es complicado que las mujeres se sumen, yo creo que es por cómo están diseñadas las carreras científicas. Otra cosa es la divulgación de la ciencia: hay una situación de sesgo terrible, en el sentido de que la mayoría de los divulgadores son hombres. Yo creo que es porque las mujeres tenemos cierto pudor a exponernos públicamente, quizá por razones culturales. Los fisquitos son una prueba de eso, aunque las nuevas generaciones están un poco más dispuestas».
Declaró al portal Ciencia de Canarias que es importante fomentar vocaciones científicas y conseguir que la juventud se entusiasme por la ciencia. ¿‘La Experiencia Matemática 2019’ es un espacio para ello? «Sí, este taller está dirigido a alumnos de primero de Bachillerato, para que se apunten si les gusta las matemáticas. Más bien es una actividad relacionada con las vocaciones. Es una forma para que vean otro tipo de mates porque son mucho más divulgativas, se divierten. Hay otro punto en el que yo insisto; que no solo se incorporen a la ciencia, sino que cuando terminen de estudiar se unan a la divulgación; incluso dando una charla en un centro porque abre espacio a esas personas que te escuchan y a ti mismo, aprendes a contar las mates de otra manera. El hecho de involucrarme en ello me ha permitido llevar esa forma de ver las cosas a la clase. Te concede ser mejor docente».
¿Hay otras actividades similares? «Pues tenemos varios: la semana matemática, que vienen los centros a hacer talleres; la experiencia matemática, vamos a los institutos a dar charlas. El día de Pi, donde siempre hacemos algo; también en las ferias de vocaciones o incluso en la Lego League. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 febrero) desarrollamos iniciativas con la biblioteca, este año hicimos un macroproyecto con exposiciones en el antiguo convento de Santo Domingo. Cooperamos en actividades que aunque no sean propias sí que estamos dispuestos a colaborar».
«Creo que todos los proyectos deben tener un principio y un final, pero eso no significa que implique paralizarse»
En el último fisquito de la 8º temporada dijo que en el próximo curso se realizarán las dos últimas. ¿Por qué esta decisión? «Hasta hace un año yo pensaba que esto iba a ser infinito, pero en este me hizo reflexionar la historia de los números que se confabulan para tomar una decisión, pensé lo siguiente: ‘los fisquitos siempre los he visto como una serie’. Creo que todos los proyectos deben tener un principio y un final, pero eso no significa que implique paralizarse y quedarse sin hacer otras cosas. Tiene que evolucionar, y lo hará. Por otra parte, necesitamos echarlo de menos, sino tiene el peligro de que muera con su propio éxito. Hay que dejarlo descansar y retomarlo en un futuro. Tuvo un principio que no sabíamos cómo iba a ser y un desarrollo maravilloso. Es la actividad de la que más me siento orgullosa de haber organizado: esperamos que el final sea increíble».
¿Qué espera de las siguientes temporadas? «Todavía no lo he pensado, pero mientras transcurre la temporada voy buscando fisquiteros y fisquiteras. Tengo en mente a algunas personas para que me confirmen su participación. Además, hubo una temporada que no se grabó (1ª) del primer cuatrimestre, fueron diez fisquitos. Mi intención es proponerles que participen en las siguientes temporadas para que quede grabado, no necesariamente tienen que ser los mismos. Espero contar con ellos, aunque tengo que buscar alguna sorpresa. La última temporada tiene que ser fantástica. No lo tengo garantizado, pero es posible que tenga a un ganador del Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia en la novena temporada».