José Francisco Morales, impulsor de Canariarcades. Foto: D. Brito

«El videojuego es un arte»

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En ocasiones, la vida se presenta con oportunidades únicas que pueden generar un giro y cambiar por completo su día a día. José Francisco Morales tuvo una oportunidad que comenzó siendo un hobby y que, en la actualidad, es parte de su vida laboral. Además de ser técnico de electrónica y tener una tienda de informática, es creador del proyecto Canariarcades, una empresa dedicada a la creación, restauración y personalización de máquinas arcade de los años setenta, ochenta y noventa.

¿Cuál fue el origen de Canariarcades y en qué consiste? «Empezó como un hobby y ahora es marca registrada. Un día vino un cliente apurado a nuestra tienda y nos comentó que había comprado una máquina arcade pero al estar en Canarias le vino en fascículos. Una vez que la hicimos yo me creé una propia como escaparate para que la gente viniera la probarla. A partir de ahí empezó el «boca a boca». Vinieron clientes pidiendo que hiciéramos más y así nació nuestra empresa. Con la ayuda de TLP Summer tuvimos un boom mediático y después de eso la gente venía a comprar máquinas y así estuvimos durante un tiempo. Luego pasamos al alquiler».

¿Cómo es el proceso de restauración y creación? «La restauración comenzó este año, fue una decisión personal. Reponemos para clientes que nos piden dichas remodelaciones con un presupuesto estimado. A la hora de conseguir las piezas es complicado por ser un archipiélago. De hecho, he tenido que ir a un concesionario de coches a pedir una rosca japonesa para poder recuperar una. En cuanto a creación, al ser una marca registrada podemos diseñar y producir a nuestro gusto. Al vivir en Canarias, pusimos nombres tradicionales a nuestros productos».

«Le damos al producto una personalización única y a gusto del cliente»


¿Y la personalización? ¿Qué nos podemos encontrar? «Las máquinas son cien por cien personalizables. Puedes elegir desde el vinilo exterior hasta los monitores, botones, joysticks, altavoces, luces, ventiladores en la parte trasera… Con las pantallas pasa igual, ahora todos nos están pidiendo las más grandes que son las de 22 pulgadas como máximo. Todas las piezas las hacemos en impresión 3D al igual que los puertos USB y todos los soportes de la máquina. En resumen lo que queremos es darle al producto una personalización única y a gusto del cliente».

¿De qué productos podemos disfrutar? «Los productos que tenemos son la Perenquén (una arcade portable), la Agüita (diseño un poco más reducido) y la Chos (máquina original a cuerpo completo). Luego está la Ños, que es igual que la Chos pero consiguiendo que la pantalla pase a ser de entre 24 y 27 pulgadas y pensamos añadirle un amplificador de sonido para que suene más potente. Otro futuro producto es un pinball digital con una pantalla de hasta 32 pulgadas y con diferentes módulos. Con suerte, ambos proyectos saldrán este mismo año».

Realizan y participan en diferentes eventos ¿Cuál es la función que obtienen en estos lugares? «Nosotros comenzamos con TLP Summer. Hace cuatro años, cuando comenzamos, contacté con ellos y llevamos las que teníamos que en ese momento eran tres o cuatro y tuvo una buena aceptación. Queríamos que la gente probara, conociera el producto y viera su calidad. Así generamos confianza entre el público y aceptación ya que lo podían probar físicamente y no solo verlo como ocurre en otros ámbitos. A partir de ahí nos llamaron ayuntamientos y alquilaban nuestras máquinas para múltiples eventos, entre ellos bodas o divorcios. Nuestra función es dar a conocer nuestro producto y así ha sido. La evolución de nuestro trabajo ha sido gracias a los clientes. Si el público pide mejoras, las ofrecemos».

En el plano económico ¿Es rentable realizar un proyecto así? «Rentable no hay nada y nuestro proyecto no es menos. Lo nuestro es una ilusión. Tenemos la tienda de informática pero esta faceta me aporta, me gusta y me llena más. Es una idea que todavía no nos está dando de comer pero creemos que en el futuro empezará a ser suficientemente rentable. En las pasadas navidades las añadimos como producto en El Corte Inglés. Fue un gran logro pero también mucho dinero invertido. Tampoco se puede decir que esto sea por amor al arte porque beneficios sí que nos da».

Gracias a este tipo de consolas se puede disfrutar de clásicos como Pacman o Space Invader. Foto: D. Brito

¿Cuál es su demanda?  «La demanda son los niños de treinta o cincuenta años como yo los llamo. Esas personas tienen ahora un nivel adquisitivo que antes no podían permitirse. Antes las máquinas salían entre dos mil y tres mil pesetas y no se podía tener en casa o no había consolas. Hoy en día, existe la posibilidad de tener una personalizada en el salón de casa así que vienen y las adquieren. Tenemos desde 199 euros hasta 799 euros».

¿Qué opina acerca de la situación actual de los videojuegos y su evolución? «El mundo del videojuego ha crecido tanto, que si esto fuera automoción, hoy en día volaría. Un hecho que habla por sí solo es que los juegos actualmente ganan más que la industria del cine. Los eSports están bien y me hubiera gustado que estuvieran en mi generación, son como darle a un joven la posibilidad de transmitir y compartir lo que le gusta. En Canarias está costando implantarse pero sería una bonita profesión. Estamos consiguiendo progresos con las convenciones, eventos y diferentes grupos en las islas que buscan meter a Canarias en el mundo de los eSports y creo que muy pronto será una realidad. Estamos en pleno proceso de expansión y desarrollo. En la próxima edición de TLP Summer haremos torneos de zona Arcade con hasta trofeos en impresión 3D que será interesante».

¿Qué época le parece más interesante, divertida? «Yo me quedo con las Arcade porque son más familiares. Yo, que soy padre, soy consciente de cuánto ha cambiado mi vida y a día de hoy un padre le enseña a su hijo un arcade y al principio se muestra reacio pero al rato le acaba gustando».

¿Se valora este tipo de trabajo o la industria como se merece?  «No. Tampoco a programadores, diseñadores gráficos… Antes un programador no ponía su nombre en sus proyectos. Ahora se está empezando a valorar y es que un juego lleva desde la música, pasando por el diseño gráfico y el apartado técnico y eso abarca un mundo».

«Nos han llegado a pedir máquinas para asociaciones de autistas»


¿Qué aportes positivos puede encontrar por ejemplo un niño con este tipo de pasatiempos? «Hay un caso concreto que es la psicomotriz. Nos han llegado a pedir máquinas para asociaciones de autistas. Cuando nos llamaron para ello nos quedamos muy sorprendidos y un psicólogo nos lo explicó todo. Probamos con un niño de 30 años autista y empezó a jugar con un juego de dos personas con los dos mandos al mismo tiempo. No hablaba al principio pero al rato sí y estuve a su lado. Más tarde vino a visitarnos a TLP Summer. Las personas autistas a veces se centran en algunas cosas y con el sonido y la música realizan diferentes estímulos».

Su lema es «Fabricando Nostalgia» ¿Qué nos puede decir acerca de ello? «Cuando empezamos los eventos veía las caras de quienes las probaban, como les brillaban los ojos y mostraban su nostalgia al recrear sus infancias. Ahí se refleja nuestro lema en sí mismo. Fue un amigo quien lo nombró por primera vez y finalmente lo utilizamos como nuestro slogan. En mi caso particular, yo estudié electrónica e informática y mis primeras prácticas fueron automáticos canarios, los primeros recreativos que hubieron aquí y volver otra vez a esa nostalgia fue una ilusión. Yo también soy un niño de 30/40 años porque estas máquinas han sido mi infancia y me gustan mucho. Entonces, mi propósito fue volver a fabricar esa nostalgia».

¿Cuál es el futuro de Canariarcades? «Nuestro plan de futuro es reunir todas las máquinas arcade posibles para restaurarlas y abrir un local donde la gente pueda jugar libremente con unas cuotas. También sería un pequeño museo del Arcade. Con El Corte Inglés tenemos un acuerdo donde vamos a pasar a expandirnos a Las Palmas. En Tenerife salió muy bien la iniciativa y esperamos repetir el resultado allá. Si esto ocurre, pasaremos a ampliar a nivel nacional. Esto es un proceso muy largo pero lo mínimo es intentarlo y seguro que lograremos algo grande».

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