La cantante británica Jess Glynne acaba de publicar su nuevo trabajo discográfico Always in between, que llega tras arrasar en los charts mundiales con el tema I’ll be there, la carta de presentación del mismo. La canción ha vendido más de 600 0000 copias en Reino Unido, obteniendo de esta forma la certificación de disco de platino. En esta ocasión ha contado con la colaboración de grandes productores, entre los que destacan Tory Gab y Rudimental.
Este álbum realiza una profunda reflexión sobre la importancia del apoyo mutuo en cualquier tipo relación. Así, la artista revela lo importante que es tener al lado a otra persona cuando se encuentra en una delicada situación. Asimismo, ejecuta un análisis introspectivo que le permite plasmar todas sus inseguridades.
A pesar de narrar historias con gran carga emocional, no llega a transmitir del todo lo que cuenta, debido a una producción poco culminante. En la música no hay que pensar en lo que se dice, sino en la manera de hacerlo. Sin embargo, la presencia de coros de esencia góspel aportan una actitud bastante impetuosa, lo que logra amortiguar en cierta medida este inconveniente.
Se adentra en sonidos más electrónicos
Otro de los puntos que llaman mucho la atención es el inconfundible estilo de Jess Glynne. La cantautora vuelve a mostrar la autenticidad con la que alcanzó la fama hace tres años con I cry when I laugh, su disco debut, pero ahora se adentra sutilmente en sonidos más electrónicos, como se puede percibir en las composiciones So real o Nevermind. Esta fusión parece no encajar demasiado bien, pues genera una sensación de discontinuidad e incoherencia que confluye en un carácter forzado.
En líneas generales Always in between no destaca por ofrecer algo novedoso, ya que arriesga poco, peca de básico y suena a lo mismo de siempre. No obstante, sí despunta por la desenvoltura vocal que demuestra la intérprete. Este último aspecto es sin duda lo que consigue que el trabajo no caiga en la indiferencia.
Nota global de Always in between: 5,53/10